Se designa como ‘techo de cristal’ al conjunto de mecanismos discriminatorios, invisibles aparentemente, que marcan un límite difícil de sobrepasar en el ascenso profesional de las mujeres, informan fuentes de la Concejalía de la mujer del Ayuntamiento de Cieza.

 

El comunicado explica que supone el conjunto de barreras invisibles con las que tropiezan las mujeres en el desarrollo de su carrera profesional que dificultan o impiden alcanzar ese último escalón de promoción personal. Esta barrera engloba los obstáculos, códigos no escritos y dispositivos intangibles a los que de forma continua se enfrentan muchas mujeres que encuentran un “techo” profesional atascadas en puestos intermedios, aun cuando su capacidad les permitiría promocionarse a niveles superiores.

 

La imagen destacada que acompaña estas líneas es una de las más famosas en la historia de la ciencia. La fotografía, tomada durante la Conferencia de Solvay en 1927, muestra a Marie Curie rodeada de  hombres, entre los que se incluyen Niels Bohr, Albert Einstein o Erwin Schrödinger. “Pero esta imagen icónica, lejos de ser cosa del pasado, sigue siendo una triste realidad”.

 

Se indica que hay diversos datos que confirman esta evidencia. “Ninguna mujer preside un organismo público de investigación en España. España sigue por encima de la media europea en cuanto a número de doctoras e investigadoras, con un 39% del total, un porcentaje que se mantiene estable desde 2009 y que supera la tasa comunitaria (33%). Sin embargo, el buen dato se ensombrece cuando se comprueba que la desigualdad de género sigue patente a medida que se avanza en la carrera científica y en los órganos de gobierno”.

 

Se añade que “la discriminación que sufren miles de mujeres en todo el mundo, lejos de ser un hecho histórico que poco a poco ha ido cambiando por su incorporación al sistema educativo y al mercado laboral, sigue muy presente. De acuerdo con las conclusiones de un informe realizado por Comisiones Obreras, las mujeres deben trabajar 109 días más para ganar lo mismo que un hombre.

 

Por otro lado, “la nómina no es la única barrera de ese techo de cristal. También la falta de visibilidad femenina es un problema, que provoca serios prejuicios sobre las capacidades de las mujeres para acceder a puestos de responsabilidad o recibir galardones por su trabajo. Como ejemplo, basta recordar que la última edición de los premios Nobel reconoció la labor de siete científicos, dos economistas, un político y un músico. Ninguno de ellos era una mujer”.

 

La nota manifiesta que, “por desgracia, el machismo en ciencia, igual que sucede en otros ámbitos de nuestra vida, es una realidad. Desde 1901, solo un 3% de mujeres ha sido premiado por la Academia sueca. Los Nobel no son los únicos galardones que se olvidan del 50% de la población, también ocurre en premios como los Jaume I de la Generalitat Valenciana o los Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA”.

 

Finalmente se incide en que la falta de visibilidad y de reconocimiento no es “un problema histórico que ya se solucionará”. “Las barreras que provocan la desigualdad de género, muchas de ellas invisibles todavía, no desaparecen por sí solas. La evidencia científica ha puesto sobre la mesa la existencia de sesgos cognitivos que discriminan a las mujeres en favor de los hombres. En ese sentido, un célebre estudio publicado en la revista PNAS dio a conocer el efecto John-Jennifer. Los investigadores y académicos, tanto de un género como de otro, preferían a hombres antes que a mujeres aunque tuvieran el mismo curriculum vitae y calificaciones”.

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